CORZUELA / Desde el mes de abril del año pasado se espera en Corzuela que se cumpla un compromiso asumido por el gobernador de la provincia, Jorge Milton Capitanich, que en oportunidad de visitar esta ciudad para inaugurar una serie de obras, dio la orden se atienda una necesidad de manera inmediata de una fundación que trabaja en la localidad solidariamente hace más de una década. En esa oportunidad el mandatario provincial se acercó a un grupo de niños que portaban carteles con agradecimiento por las calles asfaltadas y se interiorizó de quienes se trataban, justamente eran los niños que concurren a la Fundación Ceferino Namuncurá, que está a cargo de la señora Vilma Banegas, y se interiorizó de todas las necesidades que tienen, ordenando en ese momento se le de respuestas inmediatas a las necesidades planteadas. Esta fundación lleva ya once años de trabajo solidario en Corzuela, conteniendo a niños y adultos de varios sectores de la comunidad, brindándoles actualmente un comedor comunitario; desde el 2 de Febrero del año 1999, y por una razón personal, la señora Vilma Banegas inicia un trabajo solidario, en conjunto con esta fundación con sede central en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, y así fue logrando paulatinamente asistir a mayor cantidad de niños y luego a adultos en estado de indigencia o abandono, llegando hoy a tener a un grupo de ciento cincuenta personas entre niños y adultos que concurren diariamente a recibir la comida diaria que es aportada con fondos otorgados por la municipalidad local. “Al señor gobernador se le planteó la necesidad de contar con un salón de usos múltiples y algunos elementos para que los niños puedan comer dignamente y no en el suelo”, explicó la señora Banegas, quien ya cuenta con un terreno cedido por la municipalidad local, pero mientras tanto el comedor funciona en el fondo del terreno de su vivienda particular ubicada en sobre la calle Entre Ríos del barrio María Auxiliadora, debajo de una techo improvisado con redes denominadas media sombra, y al no contar con mesas y bancos suficientes, los niños deben comer apoyando sus platos en el piso; “debo aclarar que en el mes de junio del año pasado vino un señor de apellido Sotelo acompañado por otras personas y realizaron mediciones en el terreno, y de allí nadie mas apareció; entonces fuimos prudentes en aguardar algún tiempo para que comience la obra pero no fue así; creo que este pedido expreso del señor Capitanich a sus funcionarios no fue escuchado como al menos nosotros pudimos interpretar, de que la obra se haría de manera inmediata”, explicó Vilma Banegas, que diariamente sigue sorteando estas necesidades para dar de comer a niños y ancianos, atendiendo a que un elemento que juega en contra es justamente las altas temperaturas de esta época del año. La tarea que se desarrolla desde la Fundación Ceferino Namuncurá es la recolección alimentos no perecederos, ropa, calzados, útiles escolares, juguetes, muebles y electrodomésticos en desuso, y volcarla al sector de la población con mas necesidades básicas, tarea ésta acentuada en la ciudad donde tiene la sede central de la fundación. En los primeros ocho años, la tarea consistió en asistir a niños y ancianos con una merienda y creando también en los concurrentes y colaboradores un grupo de oración bajo el rito católico, como una manera de agradecer a Dios por cada día y para que ello ayude a despertar actitudes solidarias en esta comunidad, que por cierto hoy son muchas las personas que colaboran activamente con esta obra. Mientras tanto la señora Vilma Banegas y un grupo de colaboradores ponen su actitud solidaria, y el trabajo continúa todos los días, y ahora con esta expectativa de que pronto se cuente con el salón de usos múltiples equipado para que los niños y ancianos puedan comer de manera mas digna.
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